
Académicos, investigadores y profesionales de países como República Dominicana, Bolivia, Panamá, Honduras, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Brasil, Uruguay, Perú, Japón y Chile participaron en la primera edición del curso “Uso y modelación de datos históricos y proyecciones futuras bajo escenarios de cambio climático”.
La actividad, organizada en conjunto por la Escuela de Ingeniería Oceánica, la Agencia Chilena de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AGCID), la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA) y SENAPRED, forma parte del Proyecto Kizuna, iniciativa conjunta entre Chile y Japón para la creación de una red a nivel regional en reducción de riesgos de desastres.
El curso tuvo cinco semanas de trabajo en línea, más una semana de clases presenciales en la UV. La ceremonia de clausura contó con la presencia de los asistentes al curso, junto a la vicerrectora de Vinculación con el Medio, Paulina Gundelach; el decano de Ingeniería Esteban Sefair; la vicedecana Gina Vindigni; el director de la Escuela de Ingeniería Oceánica, Felipe Caselli y el director regional de SENAPRED, Christian Cardemil.
Larga historia de cooperación
Hiroyuki Takeda, representante residente de JICA Chile, destacó que “para Japón este curso es muy importante, debido a que tenemos una larga historia de cooperación en el área de prevención de desastres naturales. Esta capacitación implementada en el marco del proyecto Kizuna busca que los becarios puedan compartir conocimientos, pero además nos permite organizar una red, aspecto fundamental para generar una sociedad resiliente contra los desastres naturales”.
En tanto, María Paz Troncoso, de la Agencia Chilena de Cooperación Internacional para el Desarrollo, contó que “somos históricos en el Proyecto Kizuna desde su primera etapa en la formación de capital humano para Latinoamérica y El Caribe en riesgo de desastre y ahora en su segunda fase que tuvo un foco en sostenibilidad y resiliencia, con una altísima convocatoria de expertos en medio ambiente y gestión de espacios costeros, lo cual tiene un gran potencial de impacto en sus respectivos países”.
Felipe Caselli, director de la Escuela de Ingeniería Oceánica, calificó la experiencia como “altamente positiva, porque el modelo de curso híbrido permitió que los estudiantes se conocieran durante la fase en línea. Al llegar a la última semana presencial pudieron compartir sus experiencias sobre estos modelos que buscan generar escenarios de cambio climático, lo que sin duda, enriquece su conocimiento para abordar en sus respectivos países e instituciones. Entre nuestros próximos desafíos se cuentan la segunda edición del curso, el desarrollo de un postdoctorado internacional y la firma de diversos convenios”.